Xataka | 4 de junio de 2015
The Shoe That Grows o lo que es lo mismo, el calzado que crece. Así de simple ha bautizado el creador de estas sandalias, Kenton Lee, a su invento. Y esa denominación no podía ser más acertada.
Este calzado tiene la particularidad de que, si su vida útil alcanza cinco años, podría adaptarse al crecimiento de quien las lleva hasta cinco tallas, a una por año si queremos. Con esa idea, Lee tiene por misión ayudar a que sean cada vez menos los niños que no pueden ir calzados. Esa cifra, según Lee, alcanza actualmente los 300 millones en todo el mundo.
Una solución pensada para países en desarrollo
En muchos países en desarrollo o con índices de pobreza importantes, muchos niños no pueden ir calzados, lo que representa un problema de salud y también un peligro por cortés y demás incidencias. Cuando se piensa en soluciones como las donaciones, aparece el problema de que en edad infantil, ese calzado pronto queda inservible básicamente por el crecimiento del pie.
Los modelos básicos de este calzado se fabrican en dos tamaños, pequeño y grande, y a partir de ahí
son capaces de crecer hasta cinco tallas.
El sistema es bastante sencillo, y se basa en la flexibilidad del
diseño, que permite en primer lugar llevar el calzado de forma muy
compacta y por otro, ir adaptando la longitud de la planta a las
necesidades personales.
La idea inicial es que se puedan comprar en cualquier lugar, pero el objetivo real es que desde su web se puedan donar paquetes de este calzado para ser enviado a zonas donde realmente los necesitan más.
Los precios de este calzado van desde los 30 dólares si compras un solo par, a los 12 dólares que costaría cada par si se adquiere un pack de 100.
Más información |
The Shoe that grows.