El supervisor debe modernizar su control del efectivo y ponerse al día en los nuevos medios de pago electrónicos
La señal de alarma sonó en Hacienda cuando una dirección del Banco de España preguntó si el departamento de Montoro tenía algún registro sobre el volumen de efectivo en circulación de los billetes de 500 euros. La ausencia de contestación parece haber reducido la alarma a anécdota toda vez que si el supervisor financiero y monetario local carece del citado registro del efectivo en circulación, difícil será que conste en Hacienda cuando ésta se nutre de la información del supervisor en asuntos monetarios. Las dudas surgieron en diciembre pasado cuando, como todos los años, diversos organismos públicos proceden a un recuento y evaluación de la circulación del efectivo, cuyos resultados se suelen publicar en enero de cada año. La operación de control del efectivo se hace siguiendo una recomendación rutinaria del BCE y tiene como objetivo singular el seguimiento de los billetes de 500 euros, el principal elemento monetario para seguir el fraude, la evasión y, sobre todo, los movimientos (operaciones) de dinero negro.
Aunque, evidentemente, no es la única finalidad. De esta forma, el seguimiento de los movimientos del `billete grande´ se convierte en un trabajo tan reiterativo como farragoso, dado que la circulación del billete, como de cualquier otro elemento de efectivo, en la unión monetaria se hace imposible de determinar por países, pues se trata de un billete de libre circulación por toda la zona del euro y puede ser retirado de la circulación (retención) por cualquier banco central de otro país.
En cualquier caso, y situando la `vida´ del más grande los billetes en el territorio español, los avatares le han convertido en objeto de deseo permanente, aunque han sido las características de la coyuntura las que han acentuado, calentado o enfriado el apetito en cuestión. Así las cosas, hace un año se tenía constancia de la existencia en España de 72,5 millones de unidades de billetes de 500 euros (equivalentes a 36.272 millones de euros) casi un millón de billetes menos que un mes antes. Es una caída significativa por dos razones: primero porque se produce apurando el plazo, antes del cierre fiscal del año, suceso recurrente y previsible para los inspectores del fisco y, segundo porque es el registro más bajo alcanzado desde febrero de 2005.
Son diez años en los que el volumen del billete grande ha seguido una trayectoria muy ligada al crecimiento de la riqueza nacional hasta que la burbuja inmobiliaria alcanzó un nivel insoportable. Desde entonces, la existencia del billete de 500, como activo financiero preferido por el público (con independencia de la nacionalidad) para el pago en `dinero negro´ y como dinero físico para guarnecer el efectivo en lugares ajenos a los establecimientos financieros, es decir, en cajas fuertes o en los hogares.
Y las cifras sobre el efectivo de billetes en circulación en España, y en particular, del grande de 500 euros, ha remitido, un 6% menos, según algunos cálculos, lo que viene a confirmar la reducción de las operaciones con `dinero negro´ en el último año, a su vez, motivado por el mayor control de Hacienda como también por un mayor celo informativo de las entidades financieras. Otras interpretaciones sobre la `vida y milagros´ del billete grande (de la que no habría que despreciar la seguida por el billete de 200 euros) apuntan a que el billete (o billetes) en cuestión ha caída en desuso debido a las nuevas `soluciones´ de pago y que, al parecer, están escapando al seguimiento y control de las autoridades, lo cual, según los expertos, estaría en el origen del `despiste´ oficial del Banco de España.
Tanto Banco de España como Hacienda, Aduanas y Transacciones Exteriores, deberían modernizarse y controlar algunas de las operaciones que a diario se llevan a cabo mediante métodos tan sencillos como los pagos por `contactless´ u otros medios electrónicos (sin olvidar las nuevas divisas) que, por cierto y a diferencia de los billetes, dejan rastro informático.
Noticia de ICNR.ES