El coste de acuñar una moneda de un 1 céntimo es bastante más alto que el de su propio valor (en concreto, cuesta 1,65 céntimos), mientras que el de fabricar las de 2 supone un desembolso de 1,94 céntimos. Con estas cuentas sobre la mesa, la Comisión Europea lleva ya varios años tratando de eliminar la popularmente conocida como «chatarra» de los bolsillos de sus conciudadanos. Lo intentó en el año 2013 y ahora vuelve a la carga. Bruselas lanzó este miércoles -una vez más- el debate sobre la retirada de las monedas de 1 y 2 céntimos de euro y aseguró que sopesa introducir una regla común que armonice el redondeo de precios.
El objetivo es evitar que cada Estado miembro siga un procedimiento diferente para ajustar los precios. Y es que, algunos países -como Irlanda, Finlandia o Dinamarca- ya decidieron hace unos años retirar la calderilla de sus economías. Eso sí, cada uno de ellos aplicó sus propias normas para redondear las facturas en tiendas.
Tal y como explicó este miércoles el vicepresidente de la Comisión y responsable de Relaciones Institucionales, Maros Sefcovic, el objetivo de esta evaluación es analizar la «eficiencia» en el uso de estas monedas y sopesar si es necesario adoptar normas comunes. «Queremos asegurar que hacemos el análisis adecuado y después consideraremos nuestra propuesta», apuntó el eslovaco.
Sin embargo, gran parte de la opinión pública está de su parte. Según los datos del Eurobarómetro publicado a finales del 2018, el 56 % de los españoles está a favor de eliminar las monedas de 1 y 2 céntimos y de establecer un redondeo obligatorio al alza o a la baja (a 5 o a 0 céntimos). Y si se analiza el conjunto de Europa, la predisposición es incluso mayor. Porque el porcentaje patrio es ocho puntos inferior al de la media europea: el 64 % de los ciudadanos de la zona euro están a favor de abolir las dos monedas con menos valor y redondear la cuenta final en las compras.
La retirada de la chatarra podría tener interesantes consecuencias para la sociedad. Según el Centro Español de Información del Cobre (Cedic), con la eliminación de las monedas se recuperarían más de 7.000 toneladas de cobre, con el que se podrían equipar más de 260.000 viviendas con tuberías para el agua potable.