La emblemática panadería, con más de un siglo de tradición, cierra sus puertas tras 111 años de historia
- En un triste giro del destino, la querida Panadería Baena y Rabadán, ubicada en la Calle Estación, número 15 de La Carlota, ha cerrado sus puertas este año. Esta decisión llega tras más de 111 años de historia, marcando así el fin de una era en la localidad.
Esta noble institución, fundada por el abuelo Cristóbal en el año 1912, ha sido un pilar fundamental en la vida de los carloteños y las aldeas de reparto La Paz, El Garabato, Montealto y Los Algarbes. Durante más de un siglo, la panadería ha sido el corazón de numerosas generaciones, ofreciendo productos de la más alta calidad y un servicio excepcional.
El gerente, Bonifacio Baena Martínez, ha dedicado su vida entera a este negocio desde que tenía tan solo 14 años en el año 1971. Su incansable labor y compromiso con la panadería se mantuvieron firmes hasta los 65 años, despidiéndose en la Navidad del año pasado. en 2022. Comenzó este legado junto a su padre Rafael Baena, quien le transmitió la pasión por el oficio.
El horario inquebrantable de Bonifacio, desde las 5 de la mañana hasta las 3 de la tarde, ha sido testigo de innumerables amaneceres y atardeceres de trabajo y dedicación.
En los últimos años, Bonifacio contó con el apoyo de su familia: su esposa Mari, sus hijos Fernando y Antonio, y sus primos Cristóbal y Manolo. Juntos, formaron un equipo que trabajó incansablemente para mantener viva la esencia de la panadería.
Entre las muchas anécdotas que se recuerdan con cariño, destaca la puntualidad de Bonifacio. Cada día, con meticulosidad asombrosa, sincronizaba cada entrega con la precisión de un reloj suizo, demostrando un profundo respeto por cada uno de sus clientes.
Los productos más emblemáticos de la panadería, el Pan de Miga Dura y las deliciosas magdalenas, se convirtieron en auténticos emblemas de sabor y calidad en La Carlota, conquistando los paladares de los vecinos y vecinas.
Con el cierre de la Panadería Baena y Rabadán el pasado 31 de diciembre 2022, La Carlota y sus aldeas pierden una parte irremplazable de su historia y de su identidad.
Los vecinos se unen en un sentimiento de gratitud y reconocimiento por tantos años de esfuerzo y dedicación. La difícil decisión de cerrar fue motivada por la creciente presión económica, incluyendo la subida del precio de la luz, las materias primas, la harina, el combustible y los costos del horno.
Aunque las puertas de la panadería se cierran, su legado perdurará en el corazón de los vecinos y vecinas que la disfrutaron. La Carlota y sus aldeas nunca olvidará el aroma inconfundible de pan recién horneado que ha impregnado sus calles durante más de un siglo.