El Ecomuseo de La Carlota acogió el pasado 27 de marzo, Domingo de Resurrección, las actividades organizadas para conmemorar la Fiesta Colonial de los Huevos Pintados. Una tradición de origen centroeuropeo que ha sido transmitida de padres a hijos durante casi dos siglos y medio, por lo que constituye un elemento de primer orden entre las tradiciones coloniales recibidas del siglo XVIII.
Cada Domingo de Pascua, los descendientes de aquellos centroeuropeos han hecho partícipes a los más pequeños de la familia de la práctica de pintar huevos duros y jugar posteriormente con ellos; una práctica que hasta la Semana Santa de 2014 se mantuvo en La Carlota en un ámbito casi estrictamente doméstico. En 2015 se llevó a cabo la primera puesta en valor de esta tradición con la realización de un taller de Huevos Pintados organizado por la Asociación de Amigos del Ecomuseo de La Carlota. Una iniciativa que, debido al significativo éxito de la convocatoria, ha visto en este último Domingo de Resurrección su segunda edición, con una acogida aún más multitudinaria y que parece augurar una muy buena salud para esta peculiar tradición.
Los pequeños, acompañados por sus padres y abuelos, han podido pintar sus Huevos de Pascua; los cuales han lucido después al cuello gracias a las tradicionales bolsitas de crochet que se usan en La Carlota para poder portarlos. Como premio, todos los participantes que finalizaron su huevo pintado fueron obsequiados con una bolsa de huevos de chocolate. Del mismo modo, también recibieron una sesión formativa, a cargo de Fernando Javier Tristell, para que conocieran el origen y la importancia de la actividad que estaban realizando.
Un llamativo árbol de Huevos Pintados, preparado ex profeso para el evento, ha hecho las delicias de niños y adultos, que no han dudado en hacerlo fondo recurrente de las numerosas fotografías que los progenitores o abuelos dedicaban a sus pequeños. Como broche final de la actividad, la plaza de la Iglesia fue escenario, después del mediodía, de algunos juegos vinculados a esta celebración que los primeros colonos trajeron consigo y que aún siguen vigentes en las regiones centroeuropeas de las que procedían. Juegos que, como no podía ser de otro modo, implicaban el uso de huevos pintados.
La actividad, organizada por la Asociación de Amigos del Ecomuseo de La Carlota y por el Centro de Estudios Neopoblacionales, con asesoramiento histórico del cronista oficial de la localidad Adolfo Hamer, ha contado también para su realización con la inestimable colaboración del Excmo. Ayuntamiento de La Carlota y la de la Hermandad de la Virgen de los Dolores de La Carlota.
Otros pueblos colonos como es Cañada Rosal, no han perdido la tradición como se puede ver en el siguiente video.